UNA BUENA SENDA HACIA LA IMAGINACIÓN LITERARIA DE VALLE-INCLÁN: EL II CONGRESO INTERNACIONAL «VALLE-INCLÁN EN EL SIGLO XXI». BELLATERRA 20, 21 Y 22 DE NOVIEMBRE DE 2002


Crónica por Juan Varias


 


Cartel del II Congreso Internacional «Valle-Inclán en el siglo XXI», original de Jaume Gayetano      En Noviembre de 1992 el Taller d'Investigacions Valleinclanianes de la Universitat Autònoma de Barcelona se dio a conocer en el escenario internacional de los estudios valleinclanianos organizando su I Congreso (Valle-Inclán y su obra ), y lo hizo con cierto efecto sorpresivo por su afán emprendedor, por la calidad de sus aportaciones, y por un genuino anhelo de averiguación, como parecía sugerir el rostro del ilustre gallego que figuraba en el programa de sesiones —extraído de aquella caricatura de García Cabral—, con esa mirada súbita tras los grandes lentes redondos, que son como dos ojos inquisitivos y oidores. Diez años después, el T.I.V. —cumpliendo lo prometido en la clausura del primer simposio— acaba de celebrar su II Congreso (Valle-Inclán en el siglo XXI), y lo ha hecho con la autoridad que su trayectoria desde entonces hasta el presente le ha conferido. Ahora, como un icono de esta solidez, el programa de sesiones y el cartel del evento nos han brindado la serena majestad de un Valle-Inclán de cuerpo entero y desnudo, retrato original de Jaume Gayetano.

    La experiencia del I Congreso decidió dos innovaciones importantes en la organización del reciente encuentro: la primera, reducir el número de jornadas, pasando de cinco a tres (y, en consecuencia, de ocho a siete ponencias, y de cuarenta y nueve a veintiuna comunicaciones); la segunda, incluir una mesa redonda («Representar a Valle-Inclán») en colaboración con el Institut del Teatre de Barcelona, mesa moderada por su director, Jaume Melendres, en la que participaron Manuel Guede, Mario Gas y Helena Pimenta. Sin duda, haber acortado el número de conferencias y haber incorporado esta sesión dedicada a los montajes escénicos de los directores citados ha sido un acierto notable, pues lo primero ha permitido a los asistentes al congreso de este año prestar una atención mayor a los trabajos presentados, y la mesa redonda ha llevado a Valle-Inclán más allá del ámbito estrictamente académico y filológico, aportando una dimensión estética necesaria. Además de estas novedades, este II Congreso ofrecía por primera vez, desde antes de su celebración, un espacio virtual concebido como un foro de debate en el que se podían leer y comentar tanto las ponencias y comunicaciones presentadas durante las jornadas como otros trabajos que, por diversos motivos, no se incluyeron en el encuentro 1.

       Por otra parte, resulta obvio pensar que el T.I.V. en el momento en que inició la planificación de este su segundo congreso debió de plantearse la conveniencia de darle una orientación temática, de la que se prescindió en el 92, y de equilibrar la repetición de algunos de los ponentes anteriores con la invitación a otros nuevos. Respecto a lo primero, observamos que finalmente se optó por no circunscribirse a ningún contenido preciso (de obras, de géneros, de un período, etc.), pero sí, en cambio, por dar prioridad a los estudios más relacionados con la vigencia actual de la literatura valleinclaniana o por seleccionar enfoques críticos y teóricos nuevos. En este sentido hay que decir que el congreso del 2002 De Izda. a drcha.: Christina Karageorgou, Dru Dougherty, Carme Alerm, Josefa Bauló y Mª Fernanda Sánchez-Colomer ha dado un paso adelante, si bien, a mi parecer, tímido, como luego trataré de explicar. Respecto a lo segundo, se ha conseguido armonizar la presencia de figuras consagradas que ya participaron en 1992 con la de otras que no lo hicieron entonces; también resulta evidente la voluntad de dar cabida a voces nuevas, y todo ello manteniendo el carácter verdaderamente internacional del evento. Beneficiosa, por lo demás, ha sido la continuación del contacto con el grupo de investigación valleinclaniana de la Universidad de Santiago (el G.I.C.V.I.U.S., encabezado por el profesor Javier Serrano).
Estos dos factores (orientación investigadora y participantes), relacionados entre sí, han reportado al final una mayor comprensión del arte de Valle-Inclán pero con limitaciones en que cabe detenerse, debidas, precisamente, a su mutua dependencia. Habida cuenta de que el T.I.V. y, por tanto, la actividad congresual que promueve no están definidos por una escuela teórico-criticista específica, es lógico que concurran trabajos de tendencias diametralmente opuestas. Sin embargo, así como es perfectamente aceptable, por ello mismo, la inclusión de estudios heterogéneos (teóricos, comparatistas, historicistas, etcétera), sean del corte que sean, no deja de ser exigible tanto una mínima elaboración como, a mi parecer, un criterio científico que deseche ciertos neopositivismos postmodernos que cosifican la obra de arte 2. Hay que señalar que la mayoría de los trabajos ha sido coherente con la tarea del T.I.V. y ha satisfecho el interés por ampliar el conocimiento de nuestro autor3 . En casi todos hemos podido apreciar una elaboración cuidada, propia de la investigación auténtica, que ha fructificado en la calidad de ideas y datos —destacando, dicho sea con toda sinceridad, las comunicaciones leídas por los miembros del T.I.V.—. Pero, en cambio, no ha ocurrido lo mismo con algunos trabajos pretendidamente originales e innovadores, que han revelado el gusto por lo insignificante o por lo accesorio y que no respondían más que a un juego de entretenimiento. A éstos, lamentablemente, se les podría aplicar la frase de Juan de Mairena: «Decorar el pensamiento vacío». Estas cosas suceden cuando resulta inevitable ceder a compromisos o cuando se atiende sin más a prestigios otrora justificados: también los congresos sirven, adicionalmente, para mostrar o la vigencia o la caducidad de ciertas autoridades en la materia.

De izda. a dcha.: Manuel Guede, Mario Gas, Jaume Melencres, Helena Pimenta     De todo este conjunto heterogéneo lo que más interesó a los oyentes, según pudimos constatar, fueron las aproximaciones o referencias a la relación de Valle-Inclán con las corrientes estéticas —incluidas las pictóricas—, con la filosofía de las mismas (desde sus aspectos psicológicos hasta el «trascendentalismo estético»), y las reflexiones sobre la actualidad de su obra y pensamiento estético-ideológico. Y en cuanto a la totalidad del congreso, interesaron sobremanera la mesa en el Institut del Teatre, los debates que suscitó Anthony Zahareas acerca de las lecturas de Valle por los investigadores, y la presentación de publicaciones, especialmente de la revista cibernética El Pasajero , editada por el T.I.V. Las intervenciones de Mario Gas sobre su montaje en 1995 de Martes de carnaval, de Manuel Guede sobre el suyo de Ligazón en 1998 —siendo director del Centro Dramático Galego—, y de Helena Pimenta sobre el que realizó de La cabeza del Bautista por encargo de Guede y sobre su puesta en escena de Luces de Bohemia (recientemente estrenada), todas ellas muy completas y acompañadas de explicaciones interesantísimas acerca del valor de la obra de Valle y de las soluciones teatrales de sus textos dramáticos, fueron, sin duda, de lo mejor del congreso. Josefa Bauló presentando la revista «Cuadrante» Igualmente, la presentación de las novedades editoriales mereció la máxima atención de los asistentes, agradecidos por que se les diera a conocer fuentes de información y estudios valleinclanianos como la revista semestral Cuadrante (nacida en julio de 2000), que dirige Gonzalo Allegue, publicación de la Asociación de Amigos de Valle-Inclán de la Casa de Cultura de Vilanova de Arousa, que obsequió a los matriculados en el congreso con dos números —de los cinco aparecidos hasta la fecha—, el Anuario Valle-Inclán o como la cibernética El Pasajero, estacional, que ha cumplido su tercer año, de cuya presentación se encargó su editor, Jesús Mª Monge, del T.I.V4Presentación de la edición en CD de «El Pasajero. Revista de estudios sobre Ramón del Valle-Inclán» Junto a estas publicaciones periódicas se presentó el espléndido trabajo de Mª Carme Alerm, Arquitectura y alusión: «Farsa italiana de la enamorada del rey», riguroso estudio de esta obra, y excelente ensayo sobre el género de la farsa en Valle-Inclán, muy bien escrito —como nos tiene acostumbrados la doctora Alerm—, en edición magnífica de Ediciós Do Castro —de la Fundación Sargadelos— (Sada-A Coruña, 2002). y el libro Escenas Gallegas del hermano de Valle, Carlos del Valle-Inclán, editado por el Servicio de Publicacións de la Asociación Amigos de Valle-Inclán. Y También, aunque sólo se presentaron estas novedades recientes, en la sala estaban expuestas otras obras del Taller de la Autónoma o vinculadas a él, aparecidas en los últimos cinco años, como el libro colectivo del T.I.V., coordinado por Juan Rodríguez, Valle-Inclán , en la colección «Semblanzas» de Ediciones Eneida (Madrid, 2000), el de María Fernanda Sánchez-Colomer, Valle-Inclán, el teatro y la oratoria: cuatro estrenos barceloneses y una conferencia , y el de Juan Aguilera Sastre, Cipriano de Rivas Cherif: una interpretación contemporánea de Valle-Inclán, ambos en la colección «Ventolera» de la Editorial Associació d’Idees (Sant Cugat, 1997) —editora de las Actas del congreso de 1992—  5.

    Frente al éxito de estas sesiones, en cambio,  las polémicas que intentó suscitar Zahareas, como se quedaron más en el intento Clausura del Congreso. De izqda. a drcha.: Dru Dougherty, Juan Rodríguez, Anthony Zahareas, Manuel Aznar Soler, Javier Serrano y Jean Mª Lavaud Anthony Zahareas durante su ponencia que en el logro —excepto la que él mismo llevó a cabo con Dougherty en la clausura— sirvieron para lamentar la ausencia de debate en la dinámica de las comunicaciones y ponencias. Así, pues, me atrevo a sugerir que en el próximo congreso sus organizadores se animen a desarrollar esta línea de actividades complementarias y a fomentar la discusión sobre el influjo y la actualidad de nuestro autor, abriendo el encuentro a escritores —sobre todo, novelistas y dramaturgos— tanto en lengua castellana como gallega y portuguesa.

    En fin, este II Congreso del Taller d'Investigacions Valleinclanianes, además de confirmar el valor del grupo de investigadores de Bellaterra, ha tenido el mérito de situarnos ante un horizonte inspirador de nuevas relecturas de la obra del genial don Ramón y de entusiasmarnos con la posibilidad de seguir adentrándonos en su imaginación literaria.

 

NOTAS

1. Uno de Irene Marín García, de la Universidad de Murcia, sobre la palabra y el gesto, y otro de Victoria María Sueiro, de la Universidad Pedagógica de Cienfuegos, sobre la recepción de Valle-Inclán por el exilio en Cuba.

2. A este neopositivismo formalista —un paradigma que los ponentes etiquetaron, curiosamente, como «sistémico»— corresponden los trabajos de Jean Marie Lavaud: «La creación de una red de signos en las Comedias Bárbaras» y de Dru Dougherty: «El diseñador de Tirano Banderas».

3. Estos trabajos, como decía, abarcan las tendencias más diversas: desde el dialogismo bajtiniano puro (Unvelina Perdomo: «La concepción del tiempo y del personaje en la sátira de Valle-Inclán») o combinado con el culturalismo (Christina Karageorgou-Bastea: «La palabra en Tirano Banderas»), Comunicación de la Dra. Carme Alerm y desde el freudismo teoricista (Juan Trouillet: «Freud y Valle-Inclán: lo sublime y lo siniestro») o psico-biográfico (José Francisco Batiste Moreno: «Iniciadores e iniciados. El cannabis como vía de trascendencia en Valle-Inclán»), hasta  el historicismo, ya sea orientado hacia el autor (Mª Fernanda Sánchez-Colomer: «El orador revolucionario: Valle-Inclán y las conferencias de 1921-22»; Mª Carme Alerm Viloca: «Valle-Inclán y el Romanticismo: análisis de una entrevista de 1926»; Francisca Montiel: «Valle-Inclán, "inquilino de las nubes": cuatro cartas inéditas a Marcelino Domingo»; Antonio Espejo: «Don Ramón en las ondas o de una conferencia olvidada de Valle-Inclán»), hacia el lector o la recepción (Manuel Aznar: «Ir de menos a más o el arte de estar a la altura del tiempo futuro: Valle-Inclán visto por el exiliado republicano Max Aub»; Javier Serrano: «Historia y recepción del "modernista" Valle-Inclán»; Josefa Bauló: «Ramón del Valle-Inclán y Rafael Azcona o el genio en zapatillas»), hacia el material (Jesús Rubio: «Las siluetas de los autos de Valle-Inclán»), o hacia el contenido (Jesús Mª Monge: «El trascendentalismo de R. W. Emerson y la estética de La lámpara maravillosa»), pasando también por comunicaciones del tipo de la de Maribel Martínez López: «Lectura crítica y literatura folclórica en La cabeza del dragón » —estudios que merecen acogida por su carácter interdisciplinar, y más si descargan las sesiones de su monotonía al romper la fórmula acostumbrada, como fue el caso de la proyección audiovisual en esta comunicación—.

4. La presentación de la revista se realizó al mismo tiempo que se proyectaba en una pantalla la navegación en el CD de El Pasajero. Revista de estudios sobre Ramón del Valle-Inclán [www.elpasajero.com] (años 2000, 2001 y 2002), editado por Associació d’Idees-T.I.V. (ISBN 84-87478-39-5).

5.Esta editorial ya presentó en el congreso del 92 tres publicaciones de Manuel Aznar Soler: su conocida guía de lectura de Martes de Carnaval, y las novedades Valle-Inclán, Rivas Cherif  y la revolución teatral española (1907-1936) y Valle-Inclán, antifascista.

 

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                                                                                                                                                                                                 El Pasajero, invierno 2003