Tetas, leche, pistolas y sangre. Un Valle-Inclán en la II Bienal de Valencia

Josefa Bauló Domènech

T.I.V.



 

    «Tetas, leche, pistolas y sangre»  ha sido el resumen que un actor ha hecho de la última obra en la que anda metido. Se trata de Juan Luis Galiardo que será Don Juan Manuel de Montenegro. La obra en cuestión es Comedias bárbaras de Ramón María del Valle-Inclán. La dirige Bigas Luna. Yo ya tiemblo. ¿De qué? De expectación, claro está.

Bigas Luna dirigiendo extras Algunos hablan de que ésta será la verdadera «traca final» de la Bienal de Valencia de 2003. Noventa actores en escena, música en directo, caballos y otras bestias de cuatro patas, proyecciones y un museo fetichista que combina las imágenes del autor con las obsesiones del director. Apostando por lo multidisciplinar y a lo grande. Bigas no se andará con chiquitas. El creador de la llamada trilogía ibérica Jamón, jamón, Huevos de oro y La teta y la luna, se va a manejar en un escenario, antigua nave siderúrgica de Sagunto, de 10.000 metros cuadrados. Las cifras de las que se habla, tanto de dimensiones como de presupuesto, hacen pensar en un espectáculo poco apto para bolos, pero también se comenta que ya se ha previsto una próxima representación en Galicia y otra en Alemania.

Personalmente, celebro que alguien como Bigas vaya a llevar una visión cinematográfica al teatro de Valle-Inclán. Son tantos los que han querido llevar al cine la obra del escritor gallego, que la idea de recorrer el camino a la inversa me merece un aplauso de entrada. Aunque seguramente la aportación de lo cinematográfico no vaya a quedarse solo ahí, cabe destacar como hecho curioso que, con la colaboración de doce de los estudiantes de sus famosos talleres que este año se han celebrado en Valencia, Bigas incluirá en la representación material audiovisual. También se proyectará material rodado en exteriores gallegos. En junio del presente año la prensa local gallega se hacía eco de los mini-rodajes que Bigas llevó a cabo en localizaciones como el faro de Corrubedo y Pobra do Caramiñal.

Cuando estas palabras vean la luz de la pantalla del ordenador la obra será obra estrenada, o a punto de serlo, y espero tanto como deseo que yo misma y buena parte de los lectores podamos opinar con conocimiento de causa de este atracón de teta gallega en tierras valencianas. La cita: cualquier día entre el 30 de septiembre y el 12 de octubre.

 

Reparto: Juan Luis Galiardo, Sergio Peris Mencheta, Carmen del Valle, Pep Cortés, Isabel Rocatti, Empar Ferer y Juli Salvi, entre otros.
Adaptación de Pablo Ley
Música: Miguel Marín
Vestuario: Francis Montesinos
Colaboración escultórica en la escenografía: Miguel Navarro
 

Bigas dixit:

«Valle-Inclán habla mucho de la leche, yo tengo un personaje en mis dibujos, la lactatio, que se aprieta los pechos y le sale leche, a la que haré salir como figuración. Todos esos personajes de Valle-Inclán, los sin dientes, los mendigos, los tullidos, voy a recrearlos a través de esos personajes de mi mundo pictórico»
«[...] cuando Irene Papas y Consuelo Ciscar me encargaron este proyecto me extrañó, Valle-Inclán no es, en principio, un autor cercano a mi mundo. Pero cuando me senté a estudiar la trilogía encontré una conexión divertida, una conexión que me animó a embarcarme en este proyecto. La trilogía de las Comedias bárbaras es una apología sobre la destrucción del macho ibérico. Una trilogía de principios de siglo donde se destruye ese falo ibérico en permanente erección. Encontrar ese punto de salida, ese nexo común, fue importante para mí.»
«Puede parecer arrogante, pero creo que en Valle hay muchos personajes de mi mundo».


 Juan Luis Galiardo dixit:
 

«Bigas ha encontrado en Valle-Inclán todos los símbolos sexuales que él ha manejado»
«Será una función sexual y mística. Mi personaje tiene todos los matices con los que se puede soñar. Él es una mezcla de santa Teresa, Jesucristo y el Che».

«Comedias bárbaras es un sinónimo del Rey Lear».

«Valle Inclán cuenta el recorrido de muchos españoles, el de un hombre que tras descubrir la rapiña de sus hijos pasa del discurso pasional al discurso revolucionario y luego al místico; algo por lo que yo también he pasado»


 
El Pasajero, otoño  2003

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