Garín en prosa de Víctor Balaguer y «Relembranzas literarias» en Voces de gesta de Ramón del Valle-Inclán
Sergi Gascón Urís

Dr. en Filología Catalana


 
    D. Ramón del Valle-Inclán consideró, en la entrevista del periodista Juan López Núñez de 1915, que sus obras predilectas eran Sonatas de otoño y Voces de gesta 1. Esta última, que forma parte de la «importantísima trilogía de La guerra carlista» (1908-9) y «suele verse como apéndice casi de las Sonatas» 2, se escenificó, como un intento de renovación del drama de la época, por primera vez, a las diez de la noche del 18 de junio de 1911 en el teatro Novedades, de Barcelona, por parte de la famosa compañía de María Guerrero, a quien se la dedicó, y de Fernando Díaz de Mendoza 3. Dicha compañía estuvo en Barcelona hasta el 16 de julio. Portada de la 1ª edición de Voces de gesta La primera actriz, María Guerrero, interpretó el papel de Ginebra y Fernando Díaz, el papel principal masculino. Por otro lado, en esta primera representación, actuaba su mujer, la leonesa Josefina Blanco, en el papel de Garín. Cabe señalar que, según D. Ramón, en Barcelona se sentía entre amigos: «allá somos el constante contrapeso de la revolución, y en todo momento, una necesidad para los amantes del orden» 4. Unos días después, el 21, fue al Ateneu Barcelonès y al Círculo tradicionalista. Seis días más tarde, el 27 de junio, cumpleaños del pretendiente carlista D. Jaime III, fue invitado por los tradicionalistas a ir de excursión a Montserrat 5 . Durante ese mismo año y el siguiente, Voces de gesta se publicó en letra impresa, por entregas, en el Mundial Magazine de París 6 , y ya el 14 de mayo de 1912 expresamente en forma de libro 7. Doce días después de la publicación como libro, el 26 de mayo de 1912, se estrenó en el Teatro de la Princesa, de Madrid, con la presencia del rey Alfonso XIII. Dicha obra tuvo cierta resonancia y éxito en su época, a juzgar por los comentarios periodísticos8 .,  y su conexión con el tradicionalismo.  Hay que decir que D. Ramón se presentó, en las elecciones generales de 1910, a diputado tradicionalista por Monforte de Lemos, y que en 1911 9 asistió «en la presidencia al banquete en honor de los nuevos diputados carlistas» 10. No obstante, la crítica posterior no ha valorado mucho esta obra, considerándola poco importante dentro del corpus valleinclaniano.
    No siendo especialista de Valle-Inclán, lo que este artículo pretende es sugerir algunas conexiones y posibles relaciones textuales, descubrir un poco los materiales de la «taracea» o «pastiche» valleinclaniano: En primer lugar, Voces de gesta y el considerado uno de los primeros textos de D. Ramón, es decir, el artículo «Relembranzas Literarias» (en la versión no expurgada de 1888). En segundo lugar, la posible relación del zagal Garín, un personaje importante en Voces de gesta, con unos tempranos relatos legendarios en prosa sobre fra Joan Garí o Garín del catalán D. Víctor Balaguer Cirera (Vilanova i la Geltrú, 1824- Madrid, 1901). Dicho escrito se puede asociar con la legendaria fundación del femenino monasterio de Santa Cecília de Montserrat, precedente del actual monasterio masculino benedictino de Santa Maria de Montserrat. Por otro lado, Montserrat es un centro de peregrinación en el ámbito religioso y un foco cultural importantísimo tanto en el pasado como en el presente de la cultura catalana 11, similar al que ocupa el Monte Araal en Voces de gesta.
    D.Víctor Balaguer fue un escritor que se dedicó a traducir y reproducir en prosa leyendas europeas  -por ejemplo, alemanas- y catalanas, así como un poeta, historiador, político y un importante coleccionista polifacético, que reunió en su ciudad natal una interesantísima biblioteca-museo, llamada actualmente Museu Víctor Balaguer. Al leer la «tragedia pastoril» Voces de gesta, dentro del llamado «teatro poético», «dialogado» y «rítmico» del autor, también quiero sugerir otras posibles lecturas, especialmente en relación con el personaje Garín, de D. Ramón del Valle-Inclán. Este tipo de lecturas aparecen en su discurso pronunciado en el Círculo tradicionalista el 1 de julio de 1911, citado antes, donde aparece una leyenda de un parricidio  12 -Garín lucha con su padre, el capitán, pero es abatido enseguida por éste-, la del apóstol Santiago y la de la Virgen Madre. Además, D. Ramón cita las tres guerras carlistas, que había plasmado literariamente entre 1908-9 13, así como su amor «a la monarquía» porque en ella «se perpetúa una acción eterna» y que «los sentimientos monárquicos están en cada uno de nosotros y la sucesión es sólo un accidente» y la valoración de la «nada tan dulce y tan noble como esa institución de los mayorazgos, pues en el orgullo de los linajes, en el orgullo de las buenas obras, hay una perpetuidad en el tronco de las familias» 14. Así mismo, se podría comparar la muerte del capitán de Voces de gesta con la leyenda de D. Alonso Pérez de Guzmán el Bueno de dicho discurso 15. Junto a los textos legendarios, se hallan los históricos como las crónicas 16 .


Relación de Voces de gesta y «Relembranzas Literarias» 17  
 

En 1997, D. Xesús Alonso estudió minuciosamente y reprodujo la versión A original (1-12-1888) y la B expurgada  (16-9-1893) del artículo «Relembranzas Literarias». En la versión B, D. Ramón suprimió las citas concretas de «una sombra que se levantaba en medio de romancescas memorias de escottianas locuras», es decir, del escritor escocés sir Walter Scott (Edimburgo, 1771-Abbotsford, 1832); la referencia nacionalista del Rexurdimento gallego en el párrafo que empieza «El movimiento estonces iniciado no fué exclusivamente literario […]», reemplazada por el lema, tan literario y propio de los Juegos Florales de Barcelona de la Renaixença catalana: Patria, Fides 18, Amor, de raíces trovadorescas 19; y el «desastre de Muret» (1213), batalla que frenó la expansión territorial e influencia de la Corona de Aragón al norte de los Pirineos. Recuérdese que D. Víctor Balaguer fue uno de los impulsores de la reinstauración de los Juegos Florales de Barcelona, a imagen y semejanza de los medievales, fundados en 1393 por el rey Juan I de Aragón, el «Amador de la Gentileza». En el mismo párrafo de «Relembranzas», se puede comparar el desastre de Muret con el de la sublevación liberal gallega de San Esteban de Paleo (1846), encabezada por el coronel D. Miguel Solís y once de sus oficiales, los Mártires de Carral, ejecutados en aquella villa: «un solo combate bastó para lanzar en el mundo de los sueños que no se realizarán jamás. Un sol había visto al ponerse como era aclamado un candidato inepto […]» para dirigir Galicia, es decir, el coronel Solís. Se puede establecer un nexo con el real pretendiente D.Carlos VII 20, según los carlistas, y el errante Rey Carlino de Voces de gesta. Por otro lado, aparecen expresiones como la «cabeza trunca» del coronel Solís, «los nublos», «la noche eterna» que se encuentran en este último texto. En el primer caso, en boca de la principal protagonista, Ginebra, la ciega pastora de Monte Araal:


 
¡Garín, hijo mío, que tu mano fría
para degollarle me sirva de guía
en esta noche de agonía! 21


Es decir, con la espada empuñada por la mano de su hijo, ya asesinado, Ginebra 22 le implora y decapita al invasor, lujurioso y violento capitán, padre filicida de Garín. La expresión arcaica, medievalizante, «la cabeza trunca» del violador de Ginebra, es decir «cortada» como la de san Sebastián y, por lo tanto, ensangrentada, no quedará marcada en su halda como la faz de Jesús en el sudario de la Verónica, debido a la interposición de sus manos. La cabeza le acompañará durante unos diez años, hasta ofrecérsela a su destinatario, el Rey Carlino. Recuerda, tal como indica el prof. Rubio, el cuadro de Lucas Cranach, del s. XVI, donde aparece Judit decapitando a Holofernes, y las diferentes pinturas de Julio Romero de Torres: 23
 
  Para Rey Carlino le llevo en ofrenda,
  cogida en mi halda, la cabeza trunca.
  ¡Si agora mis manos no te dan sudario,
  su sangre te cubra como una leyenda! 24


    Así mismo, en «Relembranzas», aparece «la cítara del profeta» bíblico David. Para levantar al «pueblo» gallego «del lecho de ceniza en que yacía», D. Ramón llama al «espíritu de raza» de «tradición céltica» con «el eco de una lira que sonase profética como la voz del Señor sobre las tumbas al dar vida á los muertos», como Lázaro o la posterior «sombra de Pardo de Cela, el legendario libertador de Galicia». Más adelante, en la parte no expurgada, llama a «aquella lucida hueste de artistas y poetas que á lo adelante habían de anunciar al pueblo la buena nueva de su resurrección y levantar del polvo la idea de la grande obra que volveria á hacerse carne y vivir», es decir, Galicia con su bandera, «su enseña azul y blanca» 25.
    Y, en las dos versiones, se nombra «la sombra amiga de los viejos robles del monasterio abandonado», que bien pudiera ser el precedente del roble26 ,  símbolo de todo un pueblo, de Voces de gesta, que antiguamente ocupó grandes extensiones de la península Ibérica, bajo el cual se juraban los fueros y leyes, así como juraban los carlistas. Quizás Voces de gesta sea el resultado lírico de un motivo anunciado en «Relembranzas» y D. Ramón el nuevo profeta, dado que según se lee en la nota final: «Este artículo no es más que el comienzo de un trabajo de mayor extensión» en la versión A y «De un libro en preparacion» en la B.
    Por eso, Valle-Inclán cita al catalán D.Víctor Balaguer al principio de la versión A de «Relembranzas»: «¡Ay Castella castellana / no t’hagués conegut may!» [¡Ay Castilla castellana, no te hubiese conocido nunca!].
    Por su parte, Víctor Balaguer en su libro Amor a la patria (1858), aparece un poema, «Á la Verge de Montserrat, fechada en Montserrat, 1 de mayo de 1857, donde aparece el simbolismo de la montaña de Montserrat, que es parecido al del Monte Araal, la huída del Rey Carlino y los mismos sentimientos expresados por Ginebra:

Com soldat que, fugint á tota brida,
las armas va per lo camí llansant,
axís jo pèl camí de aquesta vida
á trosos lo meu cor he anat deixant.”

los nostres se amagaren en tas brenyas,
lo pendó de la patria enarbolat,
y llavors foren, Montserrat, tas penyas
lo temple de la santa llibertat. 27



    En el cuarteto inicial de Voces de gesta, Valle-Inclán nos sitúa el espacio donde transcurrirá la acción de la primera jornada, con el correspodiente «un breñal», es decir, «tierra de quebrada con malezas»:

 


  Un gran hayedo centenario
  en una quebrada del Monte Araal,
  cimero y roquero un Santuario
  y un sendero por entre un breñal. 28

Y, al final de la tercera jornada, para concluir la obra:
 
 


  Se va la sombra del Rey por los altos peñascales,
  y su capusay, tejido por princesas de su hogar,
  se tiende sobre los hombros como dos alas caudales
  al volar.

Y esos «altos peñascales» vuelven junto a la imagen terrorífica, muy pictórica: 


  Y canta en torno del Rey el coro de los zagales
   de Voltaña, de Sangüesa, de Valtierra, de Aralar,
   y los canes de la muerte se juntan en los breñales
    a ulular.

Por lo tanto,  vuelve a aparecer aquí la misma expresión que al inicio de la obra, pero en plural: «los breñales». Además, la Jornada III se principia con el Rey Carlino acompañado por unos «galgos» que ladran: 


   Ladran los galgos del Rey a un brujo perfil de luna,
   en el ocaso sangriento de una jornada guerrera,

 y a continuación  «se ve la sombra agobiada de un viejo con un sayal.», es decir, el sepulturero; después llevan malherido al Rey Carlino otra vez con los galgos


Portan al Rey sobre un escudo, herido:
    […]
     Por besar su albura, 29

color blanco premonitorio de la muerte que le acecha aun cuando:


  salta un tropel de galgos, repartido
   a los linderos de la senda oscura. 30

Pero estos galgos, que están alrededor del Rey Carlino 31, se convierten al final de la obra en «los canes de la muerte» que ululan:


y los canes de la muerte se juntan en los breñales
     a ulular.

Estos «canes» recuerdan los «cans» del rey Juan I de Aragón del principio de Lo Somni (1398), de Bernat Metge, imagen que se encuentra en el texto jurídico de las Decretales de Graciano, que seguro que conocía bien el barcelonés Metge 32:  la imagen del Rey Carlino es, a mi entender, idéntica a la de un hombre en trance de muerte o la sombra del muerto rey Juan I, incluso léxicamente. En el inicio del libro primero de Lo Somni , en la prisión real, un viernes a medianoche, sobreviene a Bernat Metge, el autor del texto, un sueño donde el rey Juan aparece junto con Orfeo y Tiresias, ciego como Ginebra de Voces de gesta, portando uno de ellos una barba 33 larga que da respetabilidad y, a la vez, muestra de un claro síntoma de ancianidad y experiencia 34 del personaje:

E acompanyaven-lo [al rey Juan] dos hòmens de gran estatura, la u dels quals era jove fort bell e tenia una rota [‘instrumento de cuerda, parecido a la lira’] entre les mans, e l’altre era molt vell ab llonga barba·e sens ulls, lo qual tenia un gran bastó en la mà. E entorn de tots los dessussdits havia molts falcons, estors e cans de diversa natura, qui cridaven e udolaven fort llejament.
Y el texto acaba en el cuarto libro, después de la intervención de Tiresias, con los mismos animales que ululan desagradablemente:
 
Dient Tirèsias aquestes paraules, los falcons, estors e cans dessusdits començaren a cridar e udolar fort agrament. E jo [Bernat Metge] desperté’m fort trist e desconsolat, e destituït tro al matí següent de la virtut dels propris membres, així com si lo meu espirit los hagués desemparats.


El Garín en prosa de Víctor Balaguer.  
 

 «Será un libro de leyendas, de tradiciones», decía D. Ramón en una entrevista realizada en Barcelona al estrenar Voces de gesta35 . La versión de la leyenda catalana más antigua de Fra Garí es del s. XVI: se publicó en la imprenta valenciana de Joan Mey, en 1550, compilada en la Crónica general de España y especialmente de Aragón, Catalunya y Valencia, por el historiador Pere Anton Beuter. Sin embargo tomo el texto, manteniendo en la transcripción la puntuación y la falta de acentos, desarrollando las abreviaturas y poniendo entre corchetes los titulillos marginales y algunos comentarios para la comprensión completa del texto, de la edición impresa por Pedro Patricio Mey en la ciudad del Turia, el 25 de setiembre de 1604, en las pp. 71-72, correspondiente al libro II, capítulo XIII, impreso entre los folios XXXIVv-XXXVIr
36:
 
[p. 71] “[Fundacion del monasterio de Monserrate.] En tiempo deste Conde [Guifré I (878-897), conde de Urgell, Cerdanya, Conflent entre 870-97, y de Barcelona, Girona (?) y Osona, entre 878-97] se fundo la primera capilla, que hasta hoy es en el monasterio de nuestra Señora de Monserrate. Y dizen los libros de dicho monasterio que fue desta manera.
[Dichos de los frayles de Monserrate.] Que en el año del Señor ochocientos y ochenta se retruxo al monte aquel vn hombre bueno llamado Ioan Garin a viuir vida hermitaña fuera de los bullicios del mundo, attrahido a daquel lugar por la estraña hechura del, y marauillosa apostura, que es vnico en el mundo.
[Fray Iuan Garin primer hermitaño de aquel monte.] Alli pues tomando su morada en vna cueua que hasta hoy se muestra vn poco mas baxo del monasterio, perseueraua en continua penitencia y vigilancia sobre si, y sus pensamientos, empleando el tiempo en santas y discretas contemplaciones, y exercicios de perficion, como deuen hazer los discretos hermitaños, que buscan la saluacion de sus almas.
[Muchos se dizen hermitaños agora que moran en sus hermitas, por chocarrear con el mundo, abusando de las limosnas.] Viendo esto el enemigo [el demonio] armo sus lazos contra el. Y viniendole en forma de vn hombre que buscaua lugar de penitencia, y carrera de saluacion, supo tambien afeytar sus razones, que el sieruo de Dios, no se dando acato que de su compañía le podia venir mal: fue contento que viuiessen entrambos en aquella montaña. Y assignole a su nueuo compañero vna otra cueua poco distante dde la suya, que hasta hoy se dize la cueua de Satanas, y esta casi junto al monasterio, y assi estuuieron algun tiempo. Por otra parte empeço vn otro diablo de atormentar vna hija del Conde de Barcelona don Iofre Velloso [Guifre I (878-897)], y al cabo de muchos conjuros, dixo a grandes bozes, que no saldria sino por las oraciones de fray Iuan Garin hermitaño que estaua en Monserrate, y sino estuuiesse la moça nueue dias con el en su cueua orando por la salud della, aunque saliesse vna vez, otra vez tornaria. Luego que el Conde oyo esto, como le penasse mucho la pena de su hija, se puso en camino con ella. Y recaudo con muchos ruegos, y con la intercession tambien del hermitaño compañero fray Satanas, que se lo persuadio, que la hija del Conde quedo en la cueua de fray Iuan Garin, y el Conde se baxo a vn pueblo pequeño que estaua al pie del monte llamado Monistrol [Monistrol de Montserrat]. [Que necessidad tiene el vidriero de tener gatos en casa.] Nacio desta morada de la donzella con el hermitaño vn gran mal recaudo, y fue que poniendo en ello todas sus fuerças el diablo, y descuydandose el sieruo de Dios, cayo en pecado carnal con la donzella, y como aduirtiesse lo que [p. 72] hauia, [Los pecados de fray Iuan Garin.] hecho quiso tomar consejo de su compañero, y huuole tal qual era el consejero, y fue que como los pecados publicos ofendan a Dios mas que los secretos, especialmente los de los religiosos por el deslustre que el orden de seruir a Dios recibe, era necessario matr aquella donzella, porque no pudiesse descubrir tan feo caso como hiziera, y assi lo hizo, que la mato, y enterro lexos de su cueua, dandose prissa en ello. Vino despues el Conde a visitar su hija, y no la hallando pregunto della, y respondiole el hermitaño, que se saliera de la cueua ya sana del todo, y se fuera, y el no sabia mas della, antes pensara que descediera a Monistrol para boluerse con el. Mandola buscar el Conde, y como hechas muchas diligencias no fuesse hallada, boluiose muy triste a Barcelona. Y do el Conde descubriose el falso hermitaño al pecador de fray Garin, diziendole con gran desden, que a donde era su penitencia y vida passada, y que como se podia detener que no se ahorcasse de vn arbol, hauiendo cometido tales pecados.
[La penitencia de fr. Garin.] Por lo qual si la misericordia de Dios no le socorriera, de hecho se desesperara, mas boluiendo en si, sin mas se detener se fue a Roma al Santo Padre, y recibio del penitencia con gran contricion y confusion de sus pecados. Fue la penitencia tal: que boluiesse al mesmo Monserrate de rodillas, andando como bestia sin alçar los ojos al cielo, y que comiesse las yeruas, y beuiesse agua como bestia, y esto hasta en tanto que vn niño de tres o quatro meses nacido le dixesse que Dios le hauia perdonado sus pecados. [Eran las antiguas penitencias mas varoniles que no son las flexas de nuestros tiempos.] Tomo la penitenia fray Garin, y estuuo siete años en el camino boluiendo de Roma a Monserrate, y viuio algun tiempo en las haldas del monte que estan hazia el rio Lobregato [Llobregat] , y como se le rasgassen las ropas crecieronle tanto los cabellos en toda su persona, y hizose tan velloso, que mas parecio vn osso, o algun otro animal monstruoso, que no persona: especialmente por el continuo andar de manos y rodillas mirando a la tierra. Comia las yeruas y beuia de las aguas del rio Lobregato, y lloraua y gemia sus graues culpas, y passaua su vida en aquella penitencia aspera por la salud de su alma. Auino que el Conde de Barcelona fue a caça de jaualines ad aquella parte do hazia su penitencia el sieruo de Dios, y como los sabuezos topassen con el, descubrieronle, dando rezios ladridos, y fue tomado por los caçadores, y trahido al Conde, y muy alegres con el se fueron todos a Barcelona, y por mandado del Conde fue puesto debaxo de vna escalera por do subian al palacio, porque viessen las gentes vn estraño animal, y alabassen a Dios que tal criara por ello. En fiestas de Nauidad conuido el Conde a muchos principales de su ciudad, y fue trahido el monstruo al lugar de la comida, y como criasse vna ama a vn niño hijo del Conde, que pariera la Condessa tres meses hauia, quiso sacar a la sala su criado, y de que alli fue, mirando el niño al monstruo, dixole, Leuantate fray Garin, que Dios te ha perdonado tus pecados. Oyendo estas bozes el sieruo de Dios, alço sus ojos al cielo llorando, y leuantose como mejor pudo, y dio alabanças a Dios por la misericordia con que le perdonara, y acercandose al Conde descubriole como el matara su hija, y la enterrara: contandole todo por orden como passara. Y pusose de rodillas delante del, diziendo, que hiziesse en el justicia que mejor le pareciesse. Leuantole entonces el Conde, y dixole, que no lo mandasse Dios, que el hiziesse castigo en persona que assi milagrosamente mostrara Dios que hauia perdonado. Pero que holgaria en hallar el cuerpo de su hija para enterrarle en su sepultura. Y assi tomaron acuerdo que passadas las fiestas fuessen a buscarle a do le enterrara. […][Y después de Como se hallo la imagen de nuestra Señora de Monserrate.:] hasta que vino alli el Conde de Barcelona con fray Garin a buscar los huessos de la donzella que matara el dicho frayle.
[Nota la marauilla.] Venidos pues y buscando fray Iuan Garin donde enterrara la muerta, marauillose de ver aquello assi mudado, y nueuamente alli se edificara sin el saber nada de lo que hauemos contado, y como cauassen la tiera, hallaron viua la donzella hija del Conde, hermosa y muy fresca, con solo vna señal como cinta colorada por la garganta por do fuera degollada. Quedaron todos atonitos de tan estraña marauilla.
[Monasterio de monjas en Monserrate.] Y por aquel milagro hizo el Conde alli vn monasterio y pusose monja en el su hija con muchas donzellas de linaje para siempre seruir alli a Dios, y su madre bendita. Quedose tambien fray Iuan Garin con el cura de Aulesa [Olesa de Montserrat] y el donado aquel [los primeros al oir cánticos celestiales de una cueva], que alli hallo mientra biuieron. Por estos milagros estraños que al Conde acaecieron puso nombre a su hijo el niño que hablo a fray Iuan Garin, Miron [Miró I (947-66), conde de Barcelona entre 947-65/66, hijo de Sunyer I (911-47) y hermano de Borrell II (947-992), conde de Barcelona, Girona, Osona entre 947-92 y de Urgell entre 948-92], y fue el que heredo el Condado de Barcelona. Concibieron las gentes grande deuocion a este lugar, y la virgen bendita nuestra Señora hizo muchos milagros alli, por lo qual crecio el numero de los peregrinos que venian a visitar aquel conuento de mugeres santas en la orden de san Benito. Murio la Abadessa hija del Conde, y como pareciesse peligrosa la conuersacion de los hombres con las monjas en lugar tan solitario, el Conde Borrell que despues sucecio con autoridad del padre Santo, saco las monjas de alli haziendoles vn monasterio en Monjuhi, cerca del castillo del Puerto, por tenerlas cerca de Barcelona, y puso monjes varones de santa vida en Monserrate, de la misma orde de san Benito, año del Señor nueuecientos setenta y seys, según los dichos monjes de Monserrate dizen.


    Como lector y traductor de leyendas románticas y medievales D.Víctor Balaguer hizo una versión literaria en prosa de dicha leyenda en su libro Monserrate. Su historia, sus tradiciones, sus alrededores por… 37 (1850), concretamente en las páginas 26-33, bajo tres epígrafes. El primero es el capítulo V. «Satanás el anacoreta». El texto reza del siguiente tenor: [p. 26] «A la luz melancólica de la luna que fantásticamente ilumina todo ese caos de piedras que se llama Monserrate, un hombre pasea cotidianamente al bor[p. 27]de de los abismos sin fondo…». Se trata de un peregrino o eremita, dada su indumentaria:

Viste ese hombre el penitente flóculo, cubre su pecho su poblada barba, y empuña su mano el cayado de los apóstoles, y de los pastores.
 Y quién es ese hombre ante el cual huyen las aves agoreras de la montaña, y á cuya vista la campana del milagro que cuelga de los dos pilares colocados ante la ermita de San Ancisclo y Santa Victoria, toca por si sola saludándole al pasar?…
 Es Juan Garin el solitario, Juan Garin, el huésped de Monserrate, Juan Garin el penitente que á imitacion de S. Pablo el primer ermitaño, se ha labrado una vivienda de águila en una roca casi inaccesible y se ha subido á la cima de la montaña mas alta de Cataluña para de alli dirijir desde mas cerca sus oraciones á Dios.
Para hacer su penitencia, tal como hizo Ramon Llull al ir a Santiago de Compostela, como tantos otros arrepentidos medievales,
Juan Garin abandona á veces su palacio de granito para ir á pié y descalzo hasta Roma, que es ya la capital del orbe cristiano despues de haber sido el solio del mundo idólatra. Es una santa romería que todos los años se impone el solitario, y, al llegar á las puertas de Roma, las campanas moviendo por sí [p.28] mismas su lengua de metal, saludan con su canto al peregrino, de la misma manera que la campana del milagro en Monserrate.
 Cuando duerme en el duro suelo,
Los rumores que oye el solitario varon cuando aplica el oido al suelo de su gruta, son causados por las carcajadas de los demonios que habitan en el seno de la montaña.
 Llególo á comprender por fin el santo penitente, y aun cuéntase que un dia penetró en sueños en el subterráneo palacio, y vió danzar impúdica y frenéticamente á toda la turba de infernales séres al rededor de una hoguera en que acababa de ser arrojada una doncella de Monistrol, separada del camino de la virtud por ardid y astucia de uno de los secuaces del infierno 38.
    Desde aquel dia Juan Garin duplicó sus penitencias y mortificaciones, desde aquel dia Juan Garin rogó tanto, tanto, para ahuyentar la terrible vecindad de los demonios, que la gerosimilitana Vírgen, oculta aun en su desconocida peña, estendió el brazo y arrojó de los abismos del monte á la legion infernal que de él se habia apoderado.
La expulsión de seres malignos o infieles ya se observa, más tarde, en el poema épico Canigó (1886) de Jacint Verdaguer. No hay que olvidar que Víctor Balaguer, en sus Historias y leyendas (1899), escribió el capítulo «En que se refiere la excursión del rey Don Pedro el Grande á los montes del Canigó»  39.
 
[p. 29] Al tener que abandonar los demonios su palacio subterráneo, exhalaron un grito tal de venganza contra el que era causa de su proscripcion, que la montaña toda se estremeció como agitada por un terremoto. Juan Garin, que se dirigia enteonces á su cueva pasando por junto á un abismo, cayó despeñado en el fondo, sin mas lesion afortunadaamente que una leve herida en el rostro, causada por las ramas de un árbol que repentinamente se estendieron para recibirle en sus brazos.
 Los desterrados demonios no cejaron en su venganza por haber fallado su primera tentativa.
 Belial, el emperador de los infiernos, es el mas astuto y sagaz enemigo del hombre, y furioso por ver proscrita de una deliciosa morada á una de sus mas queridas cohortes, determinó tomar señalada venganza, oido y meditado el parecer de sus siete consejeros capitanes.
 Asi es que cojiendo un dia por los cabellos y con la mano derecha á Satanás, mientras que con la izquierda sostenia de uno de los cuernos á Astaroth, de un solo y rápido vuelo se colocó en una de las cimas de Monserrate, yendo precisamente á parar en la eminencia paralela á la en que tenia su cueva el penitente Garin.
 Llegado alli, Belial soltó su doble carga, y dirijiendo la palabra á sus satélites les habló de esta manera:
 -Vais los dos á ayudarme en el plan que tengo formado para robar a Dios ese ermitaño que con sus rezos ha motivado que mi capitan Annabry tuviera [p. 30] que abandonar el sitio delicioso donde habitaba desde el dia en que fuimos arrojados de la morada celestial. Os he elejido á vosotros dos en preferencia, á tí, Satanás, porque eres el mas cuerdo, juicioso y astuto de mis jefes, y á tí, Astaroth, porque eres el mas jóven, galan y seductor de mis vasallos. Oidme bien.
 Los dos demonios se prepararon para no perder una sílaba de lo que iba á decir su emperador.
 -Mira, dijo Belial á Satanás.
 Y dando un puntapié á una peña abrió el ancho boqueron de una cueva.
 -Mira, esa va á ser tu morada, Satanás; aquí vas á vivir penitente, ocultos tus miembros bajo el tosco sayal, desfigurado tu rostro por luenga y blanca barba; te hallarás un dia con Juan Garin, le brindarás con tu sociedad, por ser los dos solitarios ermitaños de este monte, é irás infiltrando en él á pequeñas dósis el veneno de tus consejos. Mis estados no te serán abiertos hasta que hayas fiel y lealmente cumplido con tu mision.
 Dicho esto, y á una seña de Belial, Satanás se halló vestido de un penitente sayo, en tanto que una larga barba, blanca como la nieve del Monseny, se desprendió ensortijada hasta su cintura.
 -Por lo que á tí toca, añadió Belial volviéndose hácia Astaroth, escoje la figura que mejor te acomode y el disfraz que mas te cuadre; baja al llano y válte de tus ardides y seducciones para que la mas hermosa doncella catalana venga aquí á influir con su belleza en el ánimo de Garin preparado ya por los [p. 31] consejos de Satanás. Lo propio que este no pienses volver á entrar en mi imperio hasta que hayas llenado tu mision. Qué disfraz te place mas escoger?
 -El de caballero cristiano, contestó Astaroth sin vacilar.
Obsérvese, pues, que Satanás aparece disfrazado con una larga barba blanca y con sayo, mientras que el demonio Astaroth como un caballero cristiano altomedieval:
 Inmediatamente la brillante cota de malla cubrió al demonio, ciñó su frente el elegante casco godo, colgó de su lado la reluciente espada con su empuñadura en cruz, embrazó su izquierda un dorado escudo de airosos lambrequines y empuñó su derecha la foridable lanza de batalla. Aquel mismo dia Juan Garin al dar su paseo nocturno acostumbrado y al revolver de una peña, se encontró con el nuevo ermitaño.
Entablan conversación y Satanás pregunta:
 -Padre, dijo por fin el ermitaño á Garin rompiendo el primero en silencio, habitais acaso en este monte?  -Sí, hermano, contestó Garin.
 -Acaso vivís aquí penitente anacoreta?
 -Han ya ocho años.
 -Cómo es pues posible, prosiguió Satanás, que en tres años que llevo yo de vida solitaria y penitente en estos riscos, jamás os haya visto ni encontrado?
[p. 32] -Luego vos….
 -Soy, interrumpió Satanás, un humilde pecador que aqui ha venido á pedir perdon de sus enormes culpas á la soledad, al cilicio y á la mortificacion.
 -Grandes pecados hemos cometido, hermano, dijo Garin.
 -Si, hermano, pero bien los hemos ya purgado.
 Garin miró al ermitaño.”  “-Deseo la soledad, contestó secamente Garin.
 -Pero puesto que nos hemos hallado, insistió el tenaz ermitaño, por qué rehusar mi compañía?
 -Porque tengo ya otra.
 -Cuál?
 -La del Señor.
 Y Garin se santiguó y pasó de largo, sin notar el brusco movimiento que hizo y la precipitacion con que le abrió paso su interlocutor á la señal de la cruz hecha por el santo varon.
 Al siguiente dia, Garin al salir de la cueva, vió en una peña paralela situada á dos tiros de ballesta de la suya, al ermitaño de la víspera devotamente arrodillado y piadosamente arrobado en sus oraciones, sin que en larguísimo rato se meneara de su postura parecido á una estatua de piedra. Pretendió el santo varon observarle con cuidado y no solo en aquel dia [p. 33] sino en el transcurso de los siguientes, observó que los pasaba casi enteros arrodillado y rezando. Aquella constancia en el rezo, mayor que la suya, movió la emulacion de Garin inspirándole al mismo tiempo un singular afecto hácia el compañero que penitente habia ido á orar en el fondo de una salvaje montaña.
 Asi es que, cuando siete dias mas tarde se halló nuevamente con él […] Juan Garin y el nuevo ermitaño acabaron pues por ser los mayores amigos del mundo.”
Veamos ahora como las cumplia Astaroth el paladin.
Se trata del capítulo siguiente, titulado «VI. El doncel de los cabellos de oro», que empieza así:
Era una deliciosa noche de Mayo, del minnemonath (mes del amor) de Carlo Magno. La brisa era tibia, el cielo tempestuoso, la luz intermitente de la luna rasgaba las nubes en caprichosos fragmentos, el valle [p. 34] tenia un aspecto singularmente salvaje, y todos los aromas de las plantas, arremolinados por el aire nocturno, iban á acariciar, impalpables emanaciones de invisibles ramilletes, el rostro de una jóven asomada á una ventana del palacio condal.  Riquilda, la hija de Wifredo el velloso, el héroe de las crónicas, como Recaredo el alma de las leyendas, como Carlo Magno el rey de las baladas, Riquilda era la bella entre las bellas.
Y a continuación su descripción física:
Sus cabellos descendian en rizos de ébano sobre su cuello tan blanco como el del cisne formado de la espuma del mar; su talle se cimbraba como el de una esbelta hija del Norte ó como el de una graciosa palma del desierto; sus ojos negros y ardientes despedian, en sus gemelos rayos, todo el fuego de la raza meridional; casi nunca abandonaba su traje blanco, símbolo de su pureza de paloma.
 Un dia que Wifredo daba un festin en su palacio de Barcelona, habia llegado un bardo de luengas tierras nacido en los campamentos y criado en las cortes de los reyes godos. Wifredo le habia invitado á beber en la copa hospitalaria de los condes. El bardo habia tomado asiento en la mesa del festin. Al terminarse este y cuando el peregrino trovador llevaba por tercera vez la copa á sus lábios, habíase abierto la puerta presentándosse como una aparicion la hija del conde.
 Deslumbrado el bardo por tan melancólica belleza, desató la vieja lira que colgaba de su espalda y, en un canto de amor, llamóla Hlodo-hilde (diamante noble) del mediodía, invocando todas las bendiciones [p. 35] de Dios y todas las felicidades de la tierra sobre la frete del guerrero jefe que viniera un dia á entregarla el sueldo de oro y el dinero de cobre en señal de tomarla por esposa, recibiendo de ella la manzana mordida en señal de aceptar su amor.
 Aparecen, pues, Carlomagno con sus baladas, el trovador y su lira, el conde de Barcelona, Wifredo el velloso, y su hija Riquilda, el diamante del conde.
Riquilda quedóse aquella noche hasta muy tarde asomada á la ventana […] .
 De pronto le pareció oir como un ruido de cuerno de caza y como los ahullidos de toda una jauria. Lo que al principio tomara por una alucinacion fué luego convirtiéndose en una realidad. Riquilda oyó el cuerno mas distinto, los ahullidos mas cercanos, y, á la luz de la luna, vió, por entre una muralla de hayas situadas mas aca del Tibi Dabo, pasar como sombras una tropa de fugaces caballeros.
 Una caza de noche!…. Era incomprensible.
Ve a un caballero en la tropa, sin ruído. Riquilda queda prendada de amor. Es el típico príncipe de cuento de hadas: rubio y con ojos azules. (p. 36):
[p. 37] «tres veces la hija del conde clavó sus ojos en el rostro peregrino del estraño cazador!». Después, descabalgan y el caballero rubio mira a la ventana del palacio condal. Ella vuelve a la cama a dormir. Se levanta con alma confundida. Se va a pasear a la ribera del río Llobregat con sus doncellas. Detrás del cañaveral aparece el joven caballero rubio (p. 38). Ella le pregunta quién es.(p. 39). Él le contesta:
Nade ignora la creencia de los godos respecto á los golos á quienes creian vampiros que se transformaban en hombres para alimentarse con la tierna sangre de las doncellas. Yo vivo en un lugar delicioso, en la montaña que se llama Monserrate, y solo me es permitido salir de allí durante el mes de mayo, mes que lo paso entero entregado á los placeres de la caza junto con los golos mis camaradas, á quienes se les devuelve la libertad durante la misma época.
    El caballero se llama Swindebald , que significa «ágil y audaz», pero convertido en golo en el acto de morir, que fue «destinado por Dios para invisile guarda de un penitente solitario al que llaman Juan Garin, y que habita en las peñas de Monserrate», y añade que volverá «á ser mortal cuando encuentre á una vírjen jóven y hermosa que se decida á ir á hacer penitencia por solo nueve dias en la ermita del santo y piadoso anacoreta. Al espirar el noveno dia de ayuno y penitenia por parte de la doncella, yo volveré á ser Swinde-bald el guerrero». Se trata de Astaroth el diablo.
    Al cabo de tres días, el conde acompaña a su hija a hacer penitencia, para pasar nueve días con Garí. Mientras, va viendo a Swinde-bald,  que la saluda o mira. En la p. 41 empieza el capítulo: «VII. La doncella degollada.», donde «solo vió Riquilda un penitente [en la cueva] vestido con burdo sayal»[…] «Era Juan Garin». El padre Wifredo le cuenta el motivo de su visita (p. 43). Ahora tienta Satanàs a Garín: durante el primer día, rezan Garín y Riquilda. Éste se detiene dos veces al recitar el avemaría delante de la doncella. «Garin sintió como un vago remordimiento de haber accedido á la voluntad del conde. Conoció que la presencia de la doncella era la que le turbaba, la que le impedia entregarse por entero á sus santas oraciones.» (p. 44). A la mañana siguiente, visita al ermitaño Satanás, y éste le dice que Dios le ha puesto una dura prueba. Cuando es la quinta noche, se produce una tempestad. Riquilda tiene miedo y agarra el sayo de Garín. Éste no encuentra su rosario y va hacia la cueva del ermitaño Satanás (p. 46).  Éste le da un cuchillo y así, a la mañana siguiente, el agujero se tapará. Mata a la doncella. A su lado ríen el ermitaño y el guerrero diabólicos (p. 48). Garín quiere ir a Roma a confesarse al papa. Lo hace, con la cita del cronista Jeroni Pujades (p. 49). El conde Wifredo queda desconsolado. Al cabo de unos años, cogen una alimaña, la atan con una cuerda al cuello y la llevan al palacio condal, en la Riera de San Juan, esquina a la calle de las Magdalenas. Allí la tuvieron expuesta «debajo de una escalera á la admiracion y asombro de todo el pueblo». El niño de cinco meses, que se encuentra en brazos de la condesa, dice:
«-Levántate, levántate Juan Garin, porque Dios te ha perdonado». Se trata, pues, de la misma frase que en la versión del cronista Beuter. «El monstruo volvia á ser hombre.» (p.50). Garín se arrodilla delante de los condes pidiendo perdón y les guía hasta los restos de Riquilda. Al desenterrarla, ésta sale viva del hoyo. El historiador padre Argaiz, en su historia de Monserrat, no vacila en calificar a esta leyenda como una «espiritual y corporal trajicomedia». El niño, hijo de Wifredo, recibe el nombre de «Miron». Así, según el mismo Balaguer, se trata de «la balada de la doncella degollada que cantan aun las jóvenes montañesas al regresar, á la caida de una dulce tarde de mayo, de sus campestres faenas». Por eso, Balaguer justifica la cueva real que dicen que fue de fra Joan Garí y la cueva del diablo, la de Satanás (p. 54).
    Víctor Balaguer, que publicaba una y otra vez sus textos o los traducía a otras lenguas -del catalán al castellano, del gallego al catalán, del alemán al catalán, del alemán al castellano, del castellano al italiano, etc.-, también volvió a reproducir el texto de 1850 al cabo de dos años más tarde 40. En relación con Montserrat, que forzando el paralelismo se puede comparar al Monte Araal ya que también contiene un santuario 41, hay que decir que en 1857 Balaguer saca a luz otra versión 42, donde explica en prosa la leyenda de la cueva de fray Juan Garí, para justificar la fundación de monasterios en la santa montaña, por parte de las monjas benitas de Santa Cecília de Montserrat, antes del actual monasterio benedictino masculino de Santa Maria de Montserrat 43.
 El texto, con cambios ortográficos y con la duda del nombre y apellido del ermitaño, en una gran parte es así:
[p. 38]    V. Fray Juan Garin.

    En tiempo de Vifredo el Velloso, primer conde soberano de Cataluña, vivia en Montserrat, haciendo vida solitaria y penitente en una cueva, el ermitaño Juan Gari ó Garin. En el dia se enseña aun la cueva en donde moraba, que conserva el nombre de cueva de Fray Juan Garin.
    Cuentan que el demonio, airado al ver que tan santo varon iba ganando poco á poco el cielo por el camino de la oracion y de la penitencia, trató de hacerle perder lo que iba á conquistar, y al efecto  puso por obra un plan verdaderamente infernal, pues que era él quien lo habia concebido. Tomó para sus fines la figura de un anciano venerable y fuese á habitar una cueva, frente de la de Juan Garin, donde pasaba el dia arrodillado, como si hiciese continuamente oracion, á fin de que puediese ser notado del varon piadoso á quien intentaba perder.
    La tradicion refiere que no tardaron en trabarse entre el bueno y el falso ermitaño unas relaciones íntimas, y que acostumbraba Garin á pedir consejos á Satanás, quien, para mas engañarle, se los daba sanos y prudentes.
[...] Una hija del conde de Barcelona llamada Riquilda apareció poseida del demonio, el cual dió en decir por boca de la doncella que no se iria ni dejaria la posesion de aquel cuerpo, sino era mandándoselo Juan Garin, el ermitaño de Montserrat. El conde dió órden inmediatamente de ponerse en marcha y se presentó con su hija en la cueva de Juan Garin, empeñándose en dejar allí á su Riquilda por unos dias á fin de asegurar su curación. Diz que en vano se negó el ermitaño á tener en su cueva á la hermosa doncella, pero el conde Vifredo se marchó del monte dejándola allí.
    Aquella fué la ocasión que escogió el demonio para hacer una de las suyas. El falso ermitaño, que era tenido en tanta veneracion por Juan Garin, comenzó á inspirar á este malos pensamientos y perversas ideas, hasta que por fin le condujo á abusar de la candidez de la doncella, aconsejándole luego que la degollara y enterrara para ocultar su delito. Ciego y desatentado Juan Garin, siguió al pié de la letra los pérfidos consejos del que creia un santo varon, pero que no tardó en quitarse su máscara y en presentarse como Satanás, cuando hubo conseguido que el anacoreta cayera en el error dejándose guiar por sus tentadoras palabras y cometiendo el espantoso crimen.

    En esta ocasión, Balaguer hace un resumen, nada literario, sin diálogos, de la leyenda, a pesar del uso del anacronismo «diz» en lugar de «se dice».  Y continúa el relato:
    Fuera de sí Juan Garin al conocer toda la enormidad de su delito, determinó ponerse en camino para Roma, así para huir del conde que por fuerza le habia de pedir cuenta de su hija, como para confesar sus pecados á los piés del Papa. El Sumo Pontífice, oido el caso, le perdonó, pero poniéndole por penitencia que nunca mirase al cielo, al que habia ofendido, y que pues como bruto se habia dejado llevar de su sensualidad, como bruto, arrastrando por el suelo y [p. 40] andando de pies y manos, debia volver á la montaña misma donde cometiera el crímen, sin comer mas que yerba y sin levantrse jamás ni hablar una palabra hasta que por un medio ú otro le indicara Dios que quedaba perdonado.
    Dura era la condicion y dura la penitencia, pero avínose á ella Juan Garin, y en el modo como se le habia dicho volvió á Montserrat. No teniendo cuidado de cubrirse sus carnes, rasgados los vestidos, se quedó desnudo, y con el tiempo empezóle á crecer el vello en tan largas guedejas, que mas que hombre parecia un animal salvaje.
    El asunto del hombre salvaje, el «loup garou» francés y de otras literaturas, también apareció en textos catalanes medievales, desde Francesc Eiximenis pasando por el Tirant lo Blanc del caballero Joanot Martorell, estudiados estos últimos por el profesor Santiago López-Ríos, de la Universidad Complutense de Madrid, hace ya unos cuantos años. Y el texto prosigue:
Transcurridos años, quiso la casualidad ó la Providencia que el conde Vifredo fuese á la caza del jabalí en la montaña de Montserrat y que sus monteros y escuderos tropezasen con Juan Garin, al que tomaron por una estraña fiera, viéndole que no se levantaba del suelo y cubierto de un tan largo pelo que de todo punto parecia que habia perdido la forma de hombre. Apoderándose de tan estraño mónstruo y por mandato del conde lleváronlo atado con una cadena á Barcelona. Túvolo Vifredo en su quinta, que estaba situada en la que hoy es Riera de San Juan, esquina á la calle de las Magdalenas, espuesto debajo de una escalera á la admiracion y asombro de todo el pueblo. 44
 Nótese que la precisión urbana del emplazamiento donde estuvo Garín se repite de las versiones anteriores de 1850 y 1852, pero el crío hablador no está en brazos de la condesa sino del ama, y no repite el imperativo de levantarse. Además, la escalera aparecía en la versión de Beuter así como el ama aguantando al niño, de tres meses:

    Un dia que el conde daba un festin en su palacio, pidiéronle sus convidados que hiciera subir á la estraña fiera. Accedió Vifredo á la súplica, y Juan Garin fué llevado al salon del banquete, pero he ahí que al ver acercarse aquel raro mónstruo, empezó á agitarse un niño de cinco meses [p. 41] apenas, hijo del conde, que tenia en brazos su ama, y asombrando á todos pronunció clara y distintamente estas palabras:

     -Levántate Juan Garin, que ya Dios te ha perdonado!
     El asombro creció de punto cuando vieron todos que se levantaba la fiera. El mónstruo volvia á ser hombre, ante el prodijio de hablar una criatura de cinco meses.
     Arrojóse Garin á los piés del conde, contóle su historia y le pidió un perdon que ya no podia negarle Vifredo, pues que en nombre de Dios acababa de perdonarle un niño de tan corta edad. Quiso solo saber donde estaba enterrada su hija para trasladar sus restos á Barcelona, y ofrecióse á guiarle Juan Garin.
     Llegaron al sitio de la sepultura, que era precisamente junto á la capilla que por aquel entonces habia levantado á la Vírgen de la montaña el obispo Gundemaro, descubrieron el hoyo, y con asombro inesplicable apareció viva Riquilda á los ojos de su padre y de la comitiva. Solo en su garganta se veia la señal del cuchillo.
    El «Gundemaro» del texto debe de ser el catalán Gotmar, obispo de Vic entre 886-899, en época del conde de Barcelona Guifré I 45.  El niño vuelve a ser Mirón como en la versión de Beuter, es decir, el conde de Barcelona Miró I. Además, se concreta el período de ocho años tras la muerte de Riquilda:
En memoria de este hecho, Vifredo llamó Miron á su hijo de cinco meses, y fundó un monasterio en el sitio donde Riquilda habia sido enterrada y hallada viva despues de ocho años.
    Después del resumen de la leyenda de fra Garí, casi idéntico al literario de 1850, reproducido en 1852, D. Víctor Balaguer añade un comentario de lector erudito, a quien le interesaron las crónicas y, especialmente, la historia de las fundaciones religiosas de Montserrat:
    Algo debe haber de cierto en esta tradicion cuando ha llegado á nosotros á través de mil años. Lo cierto es, pues, consta en documentos é inscripciones, que el conde Vifredo levantó en aquel mismo sitio un monasterio en memoria de aquel hecho, estableciendo en él religiosas Benitas, que sacó del monasterio de San Pedro de las Puellas de Barcelona, quedando por primera abadesa de aquel rebaño de [p. 42] vírgenes Riquilda, la jóven degollada, y Fray Juan Garin por servidor ó mayordomo de las monjas.
Dicho comentario, lo continua en el siguiente capítulo:
 [p. 43]  VI. Fundacion del santuario.

    Según se deduce de los datos y escrituras, la fábrica que mandó elevar el conde Vifredo el Velloso terminóse por los años de 895, quince años despues del hallazgo de la Vírgen, y no queda duda que por aquella misma época empezaron á habitarlo las vírgenes del Señor, bajo la direccion de la abadesa Riquilda, aun cuando Argaiz, disintiendo del parecer de otros escritores, dice que la primera abadesa fué una hermana del conde Vifredo, monja benita, y que Riquilda fué la segunda. […]

Respecto a la figura del sepulturero hay que indicar que aparece en la jornada tercera de Voces de gesta . Ya han pasado años y el país está destrozado por el enemigo: las cosechas, perdidas, el pueblo que luchaba o muerto o huyendo. En el aparte:
Bajo la encina foral, se oye un azadón, que cava la tierra con golpe lento, se ve la sombra agobiada de un viejo con un sayal. 46
    En el poema Cant del almogavar, que forma un grupo junto con el Canto de guerra de los almogavares y el texto en prosa de Amor a la patria de Balaguer47,  aparecen los «fossers», los sepultureros:


  […] Anem, almogavers. ¿Estau á punt, fossers?
  […] Feriu, esterminau, matau fins las criaturas,
  matarlas sens pietat. Los anjelets al cel!
  ¿Que fem que no partim?… Lo negre corp espera
  rodant sos ulls de sanch per la deserta esfera.

 Y, además del cavador o sepulturero, también encontramos los «cuervos» en boca de Oliveros, en Voces de gesta, al inicio de la jornada tercera:


  Cuervos y lobos tienen hartura
   con los caídos de nuestro bando.
 Y el Cant del almogava r de Balaguer, más abajo, reza:

  De las donas los plors queus’troven sens pietat
  com trovau sens pietat los camps la tempestat.
  Un tros de ferro té lo almogavar per cor.


Relación entre el Garín de Voces de gesta y la poesía épica francesa. Algunos apuntes de lecturas valleinclanianas .

   Otras fuentes, preciosas, de inspiración a D. Ramón fueron sin lugar a dudas los cantares de gesta franceses. Debido a la extensión de este artículo, sólo voy a apuntar los principales textos que deberían tenerse en cuenta. La poesía épica francesa se encuentra presente por doquier, debido básicamente a los antropónimos «legendarios» utilizados, y también por los hechos paralelos que suceden entre Ginebra, el capitán Garín y Carlomagno en los siguientes cantares de gesta: Oliveros 48  y Carlomagno en la Chanson de Roland y en l a Chanson du Pèlerinage de Charlemagne 49 y el Charlemagne de Girard d’Amiens, entre otros. Hay que añadir que es Bertrand en su Girard de Vienne quien habla del combate de Roland y Olivier, el primero de ellos casado con una hermana del último. Sólo si comparamos el nombre de Garín con la poesía épica francesa, encontramos los siguientes títulos y personajes: en primer lugar, el Garin d’Anseüne en relación con las conquistas a la morisma, que viene del sur como el capitán de Voces de gesta. Este Garin contiene aventuras novedosas respecto a las antiguas y tiene un hijo, Vivien, y, por lo tanto, hay que descartar su relación con el de Voces de gesta. En segundo lugar, el ciclo meridional de la gesta de Garin de Monglane , presentado como jefe de familia junto con la gesta del rey Pipino y la de Doon de Mayence, que abarca unos veinte poemas en manuscritos de los siglos XIII a XV, con versiones en prosa y traducciones a otras lenguas. En este caso, Garin de Monglane es el padre de otros tantos caballeros hermanos, que son Ernaud, Renier, Milon y Girard. Si Garin de Monglane era tan sólo originariamente padre de Renier, después aparecerá con más hijos en las continuaciones de Renier, Enfances Garin, la Mort Aimeri , el Moniage Guilaume y el Moniage Rainouart , junto con el Couronnement de Louis, la Chevalerie Vivien y la Prise d’Orange . Y en tercer y último lugar, el ciclo de los loreneses enfrentados a los bordeleses, en los cinco cantares: Hervi , Garin le Lorrain , Girbert, Anseïs de Carthage y Yon. La penúltima obra de las citadas, el Anseïs , cuenta que Carlomagno dejó un rey en España, el cual deshonró a la hija de uno de sus grandes vasallos, cosa que provocó la venida de la morisma africana a la península Ibérica, como en la leyenda de D. Rodrigo y el conde Julián. Nótese el paralelismo evidente: el capitán deshonra a Ginebra, cuyo fruto es Garín en Voces de gesta.
    Por lo tanto, con todo lo expuesto he pretendido mostrar algunos temas y palabras «de alusión-elusión» 50 en un texto, Voces de gesta, que posee una lengua muy trabajada, con arcaismos de raíces medievales y populares, como la «borda» que también se encuentra en lengua occitana, así como la de los cantares de gesta, que permiten ver un poco más la «taracea» valleinclaniana de la obra, basada en la memoria literaria del lector de textos antiguos, es decir, como dice el abuelo Tibaldo:

[…] Sin luenga memoria
no hay reino, ni Historia,
ni claro linaje.

     Ésta es la idea tanto en los textos de D. Víctor Balaguer como en Voces de gesta, puesto que «el buen Rey gobierna aun siendo enterrado», y el buen texto debe continuar siendo estudiado por las siguientes generaciones, a pesar de sus más de noventa años de existencia.
Sergi Gascón Urís



NOTAS

1. Debo agradecer a la Dra. M. Carme Alerm el haberme sugerido escribir sobre la leyenda de fra Joan Garí de V. Balaguer y Voces de gesta de Valle-Inclán, así como la disposición de diversos materiales bibliográficos para elaborar este escrito, siendo los errores de mi cuenta. Juan López Núñez, Por esos mundos, enero 1915, apud Dru Dougherty, Un Valle-Inclán olvi dado: entrevistas y conferencias, Madrid,  p.64

2. AVALLE-ARCE, J. B., Voces de gesta: tragedia pastoril, en ZAHAREAS, A. N. (ed.), Ramón del Valle-Inclán. An Appraisal of his Life and Works, Las Américas Publishing C. O., New York 1966, pp. 361-73, esp. p. 361.

3. Para más detalles sobre este estreno y su recepción por la prensa barcelonesa, véase Mª Fernanda Sánchez-Colomer, Valle-Inclán, el teatro y la oratoria: cuatro estrenos barceloneses y una conferencia, Sant Cugat del Vallès, Cop d'Idees-Taller d'Investigacions Valleinclanianes (Ventolera, 2), 1997.

4. RAMONEDA, A., «Una estancia de Valle-Inclán en Barcelona», en Revista de Literatura (1989) LI, 102, Madrid, pp. 495-515, esp. p. 515, en una entrevista a El Correo Español (4 noviembre 1911).

5. RAMONEDA, A., Art.cit., esp. pp. 506-7. Otra visita al Círculo tradicionalista, el 1 de julio a las diez de la noche, donde pronunció la conferencia  Los elementos tradicionalistas del alma española, reproducida en las pp. 508-14. Sobre D. Jaime III, también en p. 514.

6. Mundial Magazine (1911-12), núms. 3, 7 y 16. Para todo este trabajo sobre Voces de gesta: VALLE, R. del, Voces de gesta. Cuento de abril, ed. de M.ª Paz Díez Taboada, Ed.  Espasa Calpe (Col. Austral 411, Teatro), Madrid, 1944 (utilizo la 2.ª ed.: 1997), esp. para ampliar un poco la sugestiva n. 51.

7. VALLE, R. del, Voces de gesta. Tragedia pastoril, Imprenta Alemana, Madrid 1912, con ilustraciones medievalizantes prerrafaelistas aún de corte decimonónico, tal como indica RUBIO, J., .«Ecos en Voces de gesta: sugerencias de un retablo primitivo», en AZNAR, M. y RODRÍGUEZ, J. (eds.), Primer Congreso Internacional: Valle-Inclán y su obra, Associació d’Idees-Taller d’Investigacions Valleinclanianes, Sant Cugat del Vallès 1995, pp. 467-87.

8. RAMONEDA, A., Art.cit., esp. pp. 496-97, en relación con el pretendiente D. Jaime III, hijo de Carlos VII, que pudiera identificarse con el Rey Carlino de Voces de gesta

9. RAMONEDA, A., Art.cit.,., p. 497-98: entrevista a Valle-Inclán el 11 de enero de 1911.

10. RAMONEDA, A., Art.cit.,p. 501: 16 de enero de 1911 D. Ramón visita al gobernador civil de Barcelona, D. Manuel Portela Valladares. AVALLE-ARCE, J. B., Op. cit., pp. 372-73, esp. p. 373, n. 2.

11. Compárese el simbolismo de Montserrat con otra montaña sagrada catalana, el Canigó, en mi escrito lúdico «“Puix tot se’n va, i no torna lo que enyoro”. A propòsit de Los dos campanars» , epígrafe generador del famoso poema épico Canigó de Verdaguer, en prensa.

12. RAMONEDA, A., Art.cit.,p. 509-10, donde se cita el Monte Aralar, que corresponde al Monte Araal de Voces de gesta.

13. RAMONEDA, A., Art.cit.,p. 510-11.

14. Ibíd., p. 511-12. Nótese que en la misma época, algunas casas nobiliarias estaban reorganizando sus propiedades y derechos enfitéuticos y de orígenes remotos, puestos entonces en cuestión, como en el caso de la Casa de Alba en Galicia.

15. Ibíd., p. 511.

16. Ibíd., p. 513, sobre el conquistador Hernán Cortés.

17. Para este apartado, consúltese VALLE DE LA PEÑA, R. del, «Relembranzas Literarias», El Eco de Galicia (1 diciembre 1888) 336, La Habana. Sobre esta obra y su identificación con R. del Valle-Inclán, ALONSO, X., «Dúas presencias galegas no primeiro Valle-Inclán: o banquete de Conxo e Manuel Murguía», en IGLESIAS, L. et al., Valle-Inclán y el fin de siglo, Universidade de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, 1997, pp. 487-505.

18. «¡Tiempos aquellos en que aún habia fé, en que tuvo principio nuestro renacimiento literario!», en el texto valleinclaniano. AVALLE-ARCE, J. B., Op. cit., p. 362, donde cita el «lema carlista de Dios, Patria, Rey

19. D. Ramón cita a Cambouliu, estudioso de la literatura trovadoresca.

20. Una fotografía del duque de Madrid D. Carlos María de los Dolores (Ljubljana 1848-Varese 1909), es decir Carlos VII para los carlistas, en RIQUER, M. de, Quinze generacions d’una família catalana , Edicions dels Quaderns Crema (D’un dia a l’altre 1), Barcelona 1998, pp. 1204, 1207 y 1213. Al morir Carlos VII, Valle-Inclán debió empezar a confeccionar Voces de gesta, ya que en 1910 estaba escribiéndola, según él mismo cuenta en la entrevista con Luis Antón del Olmet en el periódico madrileño El Debate, 27-12-1910. Anteriores a Carlos VII, los representantes del carlismo son el conde de Molina D. Carlos María Isidro (Madrid 1788-Trieste 1855), es decir Carlos V, y su hijo el conde de Montemolín D. Carlos Luis (Madrid 1818-Brunse 1861), es decir Carlos VI. Después de Carlos VII, el conde de Montizón D. Juan Carlos I (Aranjuez 1822-Brighton 1887), el duque de Madrid D. Jaime III (Vevey 1870-París 1931), su hijo, y el duque de San Jaime D. Alfonso Carlos (+ 1936), su hermano, como último pretendiente directo de la rama carlista. RAMONEDA, A. Op. cit., p. 512, donde se cita a Carlos V.

21. VALLE, R. del, Voces de gesta. Cuento de abril , ed. cit., esp. p. 186

22. Ginebra es raptada por el capitán como en tantas otras leyendas medievales y modernas. Por ejemplo, así sucede en la leyenda catalana de Galceran de Pinós y el rescate de las cien doncellas. A las indicadas por J. Rubio hay que sumar la versión del delicioso libro del Dr. Martín de RIQUER, Llegendes històriques catalanes. Les quatre barres. L’engendrament del rei Jaume. La mort de la infanta Sança. L’espasa de Vilardell i el drac de Sant Celoni. Galceran de Pinós i el rescat de les cent donzelles, Edicions dels Quaderns Crema (D’un dia a l’altre 7), Barcelona 2000, esp. pp. 163-243. El Dr. Riquer reproduce actualizadas diferentes leyendas anteriormente estudiadas por él mismo, siendo una de ellas, la leyenda de Galceran de Pinós y el rescate de las cien doncellas, el motivo de su discurso de ingreso como académico numerario, en marzo de 1944, en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, motivo que él mismo indica en la p. 12, n. 8, pero que no se comenta en el escrito sobre sus últimos libros, reelaboraciones en muchos casos, de ediciones anteriores, de Serra d’Or (2001), 493, esp. p. 50. Este asunto, creo, es uno de «los mecanismos del recuerdo», recurso frecuente de D. Ramón, que nombra el prof. Rubio en su estudio.

23. RUBIO, J., Art. cit., esp. pp. 471-72.  AVALLE-ARCE, J. B., Op. cit., p. 368.

24. Op. cit., p. 187. Para la recreación de leyendas Valle-Inclán, está bien claro, usaba «Voces sacadas de leyendas y de tradiciones del pasado español, diluyéndolas en otras más generales para mostrar sus esencias universalistas»,  tal como afirma RUBIO, J., «Ecos…», esp. pp. 468-69.

25. VALLE DE LA PEÑA, R. del, «Relembranzas Literarias», El Eco de Galicia (1 diciembre 1888) 336, La Habana. En  ALONSO, X., «Dúas presencias galegas no primeiro Valle-Inclán: o banquete de Conxo e Manuel Murguía», en IGLESIAS, L. et al., Valle-Inclán y el fin de siglo, Edic. cit., p. 497.

26. VALLE-INCLÁN, R. del, Op. cit., p. 136, en boca del viejo Tibaldo: Bajo nuestro roble, estando en conciertos, / se oyeron las voces de los Reyes muertos.

27. BALAGUER, V., Amor a la patria, Imprenta Nueva de Jaime Jepús y Ramon Villegas, Barcelona 1858, con un prefacio a D. Vicente Boix, cronista de Valencia y amigo de Balaguer (pp. 3-7). pp. 185, 188-90..En la Biblioteca de Catalunya, dos ejemplares: sign. Verd 5-IV-15 y F 83-8au-3321.

28. VALLE-INCLÁN, R. del, Op. cit., esp. pp. 133 y 213.

29. VALLE-INCLÁN, R. del, Op. cit., p. 196, se refiere al color blanco de las barbas, a pesar de la comparación de p. 137 con las de Carlomagno de la Chanson de Roland, en boca de Ginebra en Voces de gesta: ¡Del Rey Carlo Magno de barba florida, / del otro Rey Carlos de barba bellida / se acabó la raza!. Este último rey, no puede ser de la rama carlista de los Borbones, a pesar del comentario de Ginebra, p. 136: ¡De los Reyes viejos se acabó la raza! , entendiendo por este último término «linaje, dinastía», porque continuaron existiendo años después otros pretendientes tradicionalistas. El adjetivo «bellida», «hermosa», según COROMINAS, J.; y PASCUAL, J. A., DCECH , vol. 1 (A-CA), Ed. Gredos (Biblioteca Románica Hispánica, V. Diccionarios, 7), Madrid (3)1980, s. u. «bellido», pp. 561-62, según la 3.ª reimpresión de 1991. Además, según Tibaldo un poco antes, p. 135: Y a las barbas blancas pedirás consejo , es decir, hay que pedir consejo a los hombres de barba blanca, a los viejos.

30. VALLE-INCLÁN, R. del, Op. cit., esp. p. 196.

31. VALLE-INCLÁN, R. del, Op. cit., esp. p. 136, referente al rey Carlino, en boca de Ginebra: Llevaba de galgos una gran jauría . Y después, p. 138: Gritando a los canes descendió al barranco . También,  p. 140, en boca de Tibaldo: ¡Cómo se revuelve [el rey Carlino] de canes cercado!; y Oliveros: ¡Y el tropel de canes que le mueve guerra / casi abre una trocha / con lo que desmocha!.

32. METGE, B., Lo Somni, texto, notas y glosario de Josep M. de Casacuberta e introd. de Lluís Nicolau d’Olwer, Ed. Barcino (ENC, col. A, 1), Barcelona 1925. Utilizo la ed. facs. de 1980, esp. pp. 18 y 168. GASCÓN, S., «L’astrònom Pere Gilbert en les obres d’Eiximenis», Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona (1997-1998) 46, Barcelona 1998, con errores de identificación de fuentes en relación al franciscano Francesc Eiximenis, pero no en las Decretales como fuente posible de Lo Somni de Bernat Metge.

33. VALLE-INCLÁN, R. del, Op. cit., pp. 174 y 176:: compárese la intervención de Ginebra respecto al cuerpo velludo de su violador, el capitán de Voces de gesta, parecido a Guifré I, el Wifredo el Velloso de V. Balaguer: Mis ojos no miran a nadie, soldado, / que los cegaron los enojos / de aquel arquero violento, / del pecho desnudo, velludo y sangriento. Y las barbas mojadas en vino del mismo personaje, borracho, en boca de Garín: ¡Madre, es toda barbas de llama su faz!. A pesar de ello, también las barbas blancas eran un signo, en el medioevo, de locura: Ramon Llull se presenta en muchos de sus textos como «Ramon lo foll», «Ramón el loco» o Ramon «de la barba florida», es decir, blanca de anciano.

34. VALLE-INCLÁN, R. del, Op. cit,, p. 141, en boca del viejo Tibaldo, casi como un refrán: Un raposo [refiriéndose a Oliveros, con quien habla] no sabe más tretas que un lobo con canas. Que sería el mismo Tibaldo. En el proceso judicial de Bernat Metge, estudiado por Núria Coll, aparece el «lop rabat», el «lobo rabioso», como una alusión a los judíos, cosa que también se encuentra a finales del s. XIV en el franciscano Francesc Eiximenis, como ya indiqué en otro lugar.

35. RAMONEDA, A., «Una estancia de Valle-Inclán en Barcelona», en Revista de Literatura (1989) LI, 102, pp. 495-515.

36. Una reproducción facsímil de dicha obra es BEUTER, P. A., Primera part de la Història de València (València 1538). Segunda parte de la Corónica general (València 1604) , introd. de Vicent Josep Escartí, Generalitat Valenciana, Consell Valencià de Cultura, València 1995. Para la localización de la leyenda de fra Garí, consúltense pp. 71-73. También, CORTADELLAS, A., Repertori de llegendes historiogràfiques de la Corona d’Aragó (segles XIII-XVI), Curial-P.A.M. (Textos i Estudis de Cultura Catalana 79), Barcelona 2001, esp. p. 128 y la misma cita en p. 186. También se debe sumar, respecto a la ed. antigua de las Chròniques de Espanya de la p. 235 de dicha investigadora, la ed. moderna del prof. Agustí Alcoberro, CARBONELL, P. M., Cròniques d’Espanya , Ed. Barcino (ENC, Col. B, 16 y 17), Barcelona 1997.

37. Monserrate. Su historia, sus tradiciones, sus alrededores por…Víctor Balaguer, Imprenta de A. Brusi, Barcelona 1850. Ejemplar de la Biblioteca de Catalunya, con la sign. 83-8º-2029. Existe otro ejemplar en la Biblioteca del Seminario Episcopal de Barcelona. Este texto, creo que debe de ser al que D. Víctor Balaguer se refiere en 1885 en sus Obras completas.

38. Igual que la monja del conde Arnau, tema ya estudiado exhaustivamente por el Dr. Josep Romeu Figueras en su eruditísima tesis doctoral.

39. BALAGUER, V., Historias y leyendas. En que se refiere la excursión del rey Don Pedro el Grande á los montes del Canigó, Imprenta de la Viuda de M. Minuesa de los Ríos, Madrid 1899. Existe un ejemplar en la Biblioteca de Catalunya, sign. 50 9-17.

40. BALAGUER, V., Monserrate. Recuerdos tradicionales é históricos de este santuario y montaña, Imprenta de A. Brusi, Barcelona 1852. Ejemplar de la Biblioteca de Catalunya, sign. 83-8º 11095. El mismo texto que el de la ed. anterior en pp. 23-43. Se añade, respecto a la edición de 1850, Una espedicion á las cuevas de Monserrate en pp. 201-262, como una de sus excursiones realizadas con amigos suyos.

41. VALLE-INCLÁN, R. del, Op. cit,, p. 42 y nn. 56 y 57.

42. BALAGUER, V., Guía de Montserrat y de sus cuevas , Imprenta Nueva, de Jaime Jepús y Ramon Villegas, Barcelona 1857, esp. pp. 38-42. Existe otro ejemplar en la UdG, en microforma, Monserrate; Una espedición a San Miguel del Fay; Manresa y Cardona; Guía de Montserrat y de sus cuevas; Las Cuevas de Montserrat, 1996, en microfilm de 35 mm., que reproduce esta 1.ª ed. y la de Barcelona 1851. De la Imprenta Nueva de J. Jepús y R. Villegas, Barcelona 1857, para la cuarta obra, todas ellas en la Biblioteca de Catalunya, y la de Salvador Manera, Barcelona [185?], en el Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, que no he consultado. En RUBIO, J., «Ecos…», pp. 474-75 y n. 35 de la p. 485, se utiliza de BALAGUER, V., Obras completas: El Monasterio de Piedra. Las leyendas del Montserrat. Las cuevas de Montserrat, Madrid 1885, donde hay que leer en dicha nota no «Serra y Portus», sino la referencia correcta al estudioso «Serra y Postius».

43. El monasterio de Santa Cecília de Montserrat se fundó bajo el condado de Sunyer I (911-47) y su esposa Riquilda. Véase la realidad histórica conocida en ZARAGOZA, E., Catàleg dels monestirs catalans, Publicacions de l’Abadia de Montserrat (Scripta et Documenta 55), Barcelona 1997, s. u. «Montserrat, Santa Cecília de» (pp. 153-154) y «Montserrat, Santa Maria de» (pp. 155-157), esp. p. 155.

44. Con una nota en el texto que reza así: «En la casa que ocupaba el sitio de este palacio, y que hace solos tres años se ha derribado, habia dos estátuas antiquísimas de madera y toscamente labradas que representaban á Juan Garin en figura de bruto, y á la ama con el niño.»

45. Diccionari d’història eclesiàstica de Catalunya, vol. III (P-Z), Generalitat de Catalunya, Departament de la Presidència, Entitat Autònoma del Diari Oficial i de Publicacions-Ed. Claret, Barcelona 2001, s. u. «Vic, bisbat de» (pp. 653-56), esp. p. 655 en el «Episcopologi».

46 VALLE-INCLÁN, R. del, Op. cit,, por ejemplo pp. 146, 203, 205.

47. BALAGUER, V., Op. cit., pp. 202-203 para el Cant del almogavar y el texto en prosa, pp. 71-74.

48. RUBIO, J., «Ecos…», p. 473. La Chanson de Guillaume también tiene muchas derivaciones y continuaciones, y debe ser un texto básico para seguir el rastro del Garín de Voces de gesta. AVALLE-ARCE, J. B., Op. cit ., p. 368-72.

49. Véanse, de estos dos últimos textos, los magistrales estudios con la edición del texto original francés y su traducción al castellano por Dr. Martín de Riquer y su hija, la Dra. Isabel de Riquer, respectivamente, Chanson de Roland. Cantar de Roldán y el Roncesvalles navarro , El Festín de Esopo (Biblioteca Filológica 1), Barcelona 1983, y Le Pèlerinage de Charlemagne . La peregrinación de Carlomagno, El Festín de Esopo (Biblioteca Filológica 3), Barcelona 1984. También sobre el tema, MANDACH, A. de, Naissance et développement de la chanson de geste en Europe: I. La geste de Charlemagne et de Roland, Librairie E. Droz-Librairie Minard (Publications Romanes et Françaises 69), Geneva 1961.

50. AVALLE-ARCE, J. B., Op. cit., p. 362.
 
 


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                                                                                                                                                                                           El Pasajero , otoño 2003